lunes, 29 de mayo de 2017

Wataru Yoshizumi como mi inspiración en el dibujo



En ocasiones nos ponemos a dibujar y las cosas nos salen… como de forma automática, aunque los estilos propios se definen según practicamos y crecemos y vamos abriendo nuestras mentes y aprendemos cada vez más y más técnicas de dibujo. La verdad es que en mi caso apenas avancé nada a pesar de practicar todos los días y seguir los cursos (como aquel que presenté) que podía. Supongo que, además de discalculia, tendré algún problema para avanzar más allá... :P

Pero la verdad es que mi dibujo realmente tiene su propio “origen”, o lo que es lo mismo, aquello en el cual me basé para ir empezando a dibujar “estilo manga” hasta conseguir el mio propio. Al fin y al cabo, algunos empezamos “imitando” el dibujo de alguien en quién aspiramos, hasta conseguir el nuestro. Decir, sin que suene presumido o algo así, que igualmente desde pequeña ya dibujaba bien y hasta llegué a ganar algún primer premio del colegio por mis dibujos. 



Seguro que todos reconocéis a esta parejita y el estilo de dibujo. Hace mucho tiempo, se publicaba el manga aquí en España en formato librito o revistita en grande de varias páginas en lugar de los tomos a los que ahora todo el mundo está acostumbrado, y se convirtieron las obras en formato occidental (de izquierda a derecha, vaya). La fiebre por Mermelade Boy (La Familia Crece cuando se emitía en La 2) se hizo fuerte y luego empezó a publicarse los mangas de esta forma en los kioscos. 

De hecho creo recordar que salía uno cada dos semanas y cada poco tiempo iba al kiosco de siempre a ver si había salido un nuevo número. Mucho más adelante también llegué a disfrutar de joyas como Hana Yori Dango (No me lo digas con flores), que no pude terminar en su momento por mudanza (en la ciudad a la que me mudé ni una sola tienda vendía manga…, excepto una que menciono más adelante pero no tenía este) pero si pude hacerlo años más tarde desde internet, o Detective Conan (este solo lo vendían en un solo kiosco junto al de 'Yaiba'), entre otros. 

Pero Wataru Yoshizumi tenía para mi un encanto que no me parecía ni medio normal (en el buen sentido). Me encantaba la suavidad de los dibujos, esos hermositos ojos y el encanto en general que le daba a los dibujos y a las historias (aunque desde Ultra Maniac no toqué ninguno más…). 

Con la llegada de los cómics de Marmalade Boy y Detective Conan empecé a dibujar bastante más de lo normal, pequeñas historietas aunque no llegaban a muchas partes… en aquella época también me enamoré de Hamtaro, así que empecé a hacer un estilo con los peluchitos esos que hacía basados también en Demidevimon de Digimon, y empecé a dibujar muchos de los personajes actuales de mi cómic… pero también me enamoré de los videojuegos. Pero esa es una historia para otra ocasión. 


En realidad, hay muchas similitudes con el dibujo de Wataru Yoshizumi, que con suerte, terminé transformando en un estilo al menos, característico para mi (que luego más tarde sería “complementado” con Bobobo, a parte de la historia, pero estamos ahora con el dibujo :P). 

Por ejemplo, la apariencia de personajes aniñados y cuerpos como infantiles (aunque de verdad que he intentado por todos los medios posibles hacerlos adultos…), y especialmente en la forma de los ojos. Recuerdo con exactitud lo que me gustaba hacer los ojos de Wataru Yoshizumi, aunque no los hacía tan detallados. Una vez fui a una tienda de estas dónde venden muchos mangas y cómics además de merchandising en Valencia (la tienda por dentro tenía el suelo todo de madera, era chulísima) y recuerdo que ví allí una especie de “artbook” con arte de la autora, secretos y curiosidades de ella, y hasta me compré Cuartet Game (del que disfruté más Another Day y eso que era un episodio corto único). Me encantaba, pero por desgracia acabó en la basura… (una manía tonta de mi padre ¬.¬). 

Mi obra favorita de esta mangaka precisamente fue “Mint Na Bokura”, o aquí conocido como “Somos Chicos de Menta”, que vi de casualidad en el kiosco poco tiempo después de que (creo) terminarse Marmalade Boy. Me enamoré de la siguiente portada (y no sé por qué): 


PERO, la primera vez que vi este manga fue con esta: 


Después de leer el primer tomo me gustó tanto, que pedí como una posesa a mis padres que pidieran al kiosco los números atrasados, ¡y lo concedieron! Así que lo seguí hasta el final hasta que mi alma no pudo más. Lo más gracioso es que estuve esperando durante años un anime de este manga (igual que un Hamtaro Ham-Ham Heartbreak 2…) hasta que me rendí. 

Luego más tarde vi que iban a sacar otro anime de la misma autora llamado Ultra Maniac, pero creo que aquí no llegó a emitirse… o si, y no me fijé muy bien, aunque sé que leí algún que otro tomo (no recuerdo si en formato librito, tomo, me lo prestó alguien, internet en los cibers de aquella época, etc) y… el dibujo precioso como siempre, pero la historia… ehm… a mi eso de mezclar magia… no sé, con Another Day tira que te va, pero en este me pareció mucha fumada y las protagonistas me parecían tontas de remate, así que lo dejé aparcado.

También salió Random Walk, en ese momento ya en formato tomo, pero… la protagonista era boba y la historia no la soportaba. Es decir, se liga a un tío al que primero intenta timar junto a otro con una amiga, y luego resulta que éste le estaba poniendo los cuernos y aún estaba saliendo con ella (y ella los sospechaba y no dijo nada), junto a su personalidad de un poco pava, pues… tampoco me gustó.
En esa época también me hice con un tomo de Love Hina y Gals, aunque solo pude comprarme uno de cada, más uno de Card Captor Sakura (por desgracia, todos ya perdidos en el limbo…). 

Love Hina es curioso, porque, soy súper pudorosa (y un poco mojigata, lo reconozco) y sin embargo, a pesar de mi edad, me encantó el manga: en aquel momento no sabía que era género Ecchi, pero hoy en día me atrevo a decir que es el mejor ecchi del creado… porque enseña, se le ven las intenciones, pero al mismo tiempo es inocentón y no enseña ni insinua más de lo necesario (no como ahora, que todo es una especie de pseudo-hentai xD e invade casi todos los malditos mangas y animes). Gals es también un caso curioso de decir “que hago yo leyendo un manga sobre moda”, para luego enterarte que trataba de policías también y las chicas estaban como una cabra pero molaban, y el dibujo era muy llamativo. 

En el tomo que tenía de Gals, casi al final del tomo había un capítulo dónde la hermana menor de la protagonista (que precisamente se llama Sayo, creo recordar) quería ‘resolver el caso’ de una de sus compañeras de curso, que ya no acudía al colegio, habían rumores raros de ella y no paraba de “limpiarse” o ducharse con agua para sentirse limpia. ¿Y a santo de qué…? Pues… sufría abusos por parte del profesor, y como era de esperar, la víctima siempre se siente culpable (y sé que no viene a cuento, pero la entendía perfectamente porque yo sufrí dos abusos similares (aunque no de profesores, si no de adolescentes)… y no quiero entrar en más detalles). Deciden tramar un plan para pillar la confesión del profesor y así la chica se quita un gran peso de encima y consigue liberarse de sus ataduras (al final del capítulo aparece con un cambio de look completo), así que veía en esa historia un “poquito de mi deseo de justicia” :P

Cuando nos dio por mudarnos a la nueva ciudad, paseando entre una calle había un kiosco con las puertas abiertas y se veía muy claramente la estantería con revistas y cómics, y encontré este: 


Solamente tú (ese creo que en grande, no sé si es el formato revista o tomo, pero era así). OMG. Me estaba señalando, me llamaba desde la estantería y prácticamente obligué a mi madre a entrar conmigo en el kiosco para que me lo comprara, y me lo compró :P. No me gustó tanto como los anteriores, pero es que el dibujo me encantaba (y me lo compré entero, y creo que solo tenía 6 revistillas en total). 

Wataru Yoshizumi, forma junto a Ritsuko Kawai y Yoshio Sawai una gran parte de mi vida como inspiración absoluta para mi propio estilo de dibujo, y son casi mi inspiración y mis ídolos. Como he dicho en algún otro sitio, como mi “manga/historia” tiene un valor tan sentimental y significan tanto para mi, se puede decir que ellos también lo son para mi (en menor medida, claro). 

También podría poner alguna mención de honor, como Gosho Aoyama, por ese increíble Detective Conan que, aunque el anime a veces me daba miedo (y lo llegué a ver tanto en catalán como en castellano), no podía parar de verla, o Yoshito Usui (Shin Chan), y otros animes que en parte me inspiraron y animaron a seguir mucho más (Dr. Slump, Magical Doremi, One Piece, Sailor Moon, Ranma ½, Card Captor Sakura, Mirmo… entre otros, aunque he visto otros muchos más animes a lo largo de esa época, claro).

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