EL MONJE
El monje es un bravo maestro de las artes marciales cuerpo a cuerpo, pudiendo incluso soportar grandes cantidades de dolor propio y mantenerse en primera línea, especialmente cuando hablamos del daño físico de los enemigos, pero cuidadito con el mágico.
Son atléticos, tienen un buen equilibrio y bastante fuertes, y son expertos en el combate a manos desnudas. Es decir, si no les equipas ninguna clase de arma, pueden obtener ventajas adicionales e incluso ser más fuertes que con armamento equipado, incluso si les quitas todo el equipamiento en general, incluidos accesorios, causando destrozos entre las filas de los enemigos, aunque no harás mucho si estos aguantan demasiado las tortas físicas.
También son capaces igualmente de penetrar en las armaduras y defensas de los enemigos pero a altos niveles de especialización de la clase, y sin armas no podrá beneficiarse de por ejemplo el daño elemental o más alcance que pueden darle las garras/puños o las varas/daibos. También pueden emplear como armas los nunchakos, con capacidades únicas de hacer combos con estos que pueden incluso dejar sin protección a los enemigos de varios envites seguidos.
De hecho el monje tendría una serie de recursos adicionales entre el aguante del cansancio y el equilibrio espiritual, ideales para realizar la serie de combos y aguantar el daño que sufra y le provoquen los enemigos, teniendo que buscar el perfecto equilibrio entre sus recursos especiales para convertir al monje en una máquina de matar.
También posee muy buena vida, una defensa aceptable y mucho daño físico y crítico (aunque pocas probabilidades), y bastante ágil, aunque curiosamente, poco evasivo salvo si gestionamos bien su equilibrio espiritual. Puede incluso ganar habilidades y ataques nuevos al combinar las armas de sus dos manos de forma dispar, como una garra y un nunchako o una garra y un daibo, etc, haciendo que su repertorio de combos sea realmente interesante, único y extenso.
Tienen algunas capacidades para curarse a sí mismos, pero en sus defensas mágicas y contra ciertos estados perjudiciales mentales, es dónde más sufren. Nunca está de más tener algunos aliados que curen y protejan al alocado y mortal monje en los momentos que más lo necesite.
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