En ocasiones nos ponemos a dibujar y las cosas nos salen…
como de forma automática, aunque los estilos propios se definen según
practicamos y crecemos y vamos abriendo nuestras mentes y aprendemos cada vez
más y más técnicas de dibujo. La verdad es que en mi caso apenas avancé nada a
pesar de practicar todos los días y seguir los cursos (como aquel que presenté)
que podía. Supongo que, además de discalculia, tendré algún problema para avanzar
más allá... :P
Pero la verdad es que mi dibujo realmente tiene su propio “origen”,
o lo que es lo mismo, aquello en el cual me basé para ir empezando a dibujar “estilo
manga” hasta conseguir el mio propio. Al fin y al cabo, algunos empezamos “imitando”
el dibujo de alguien en quién aspiramos, hasta conseguir el nuestro. Decir, sin
que suene presumido o algo así, que igualmente desde pequeña ya dibujaba bien y
hasta llegué a ganar algún primer premio del colegio por mis dibujos.
Seguro que todos reconocéis a esta parejita y el estilo de
dibujo. Hace mucho tiempo, se publicaba el manga aquí en España en formato
librito o revistita en grande de varias páginas en lugar de los tomos a los que
ahora todo el mundo está acostumbrado, y se convirtieron las obras en formato
occidental (de izquierda a derecha, vaya). La fiebre por Mermelade Boy (La
Familia Crece cuando se emitía en La 2) se hizo fuerte y luego empezó a
publicarse los mangas de esta forma en los kioscos.
De hecho creo recordar que salía uno cada dos semanas y cada poco
tiempo iba al kiosco de siempre a ver si había salido un nuevo número. Mucho
más adelante también llegué a disfrutar de joyas como Hana Yori Dango (No me lo
digas con flores), que no pude terminar en su momento por mudanza (en la ciudad
a la que me mudé ni una sola tienda vendía manga…, excepto una que menciono más adelante pero no tenía este) pero si pude hacerlo años
más tarde desde internet, o Detective Conan (este solo lo vendían en un solo kiosco junto al de 'Yaiba'), entre otros.
Pero Wataru Yoshizumi tenía para mi un encanto que no me
parecía ni medio normal (en el buen sentido). Me encantaba la suavidad de los
dibujos, esos hermositos ojos y el encanto en general que le daba a los dibujos
y a las historias (aunque desde Ultra Maniac no toqué ninguno más…).
Con la llegada de los cómics de Marmalade Boy y Detective
Conan empecé a dibujar bastante más de lo normal, pequeñas historietas aunque
no llegaban a muchas partes… en aquella época también me enamoré de Hamtaro, así
que empecé a hacer un estilo con los peluchitos esos que hacía basados también
en Demidevimon de Digimon, y empecé a dibujar muchos de los personajes actuales
de mi cómic… pero también me enamoré de los videojuegos. Pero esa es una
historia para otra ocasión.
En realidad, hay muchas similitudes con el dibujo de Wataru
Yoshizumi, que con suerte, terminé transformando en un estilo al menos,
característico para mi (que luego más tarde sería “complementado” con Bobobo, a
parte de la historia, pero estamos ahora con el dibujo :P).
Por ejemplo, la
apariencia de personajes aniñados y cuerpos como infantiles (aunque de verdad
que he intentado por todos los medios posibles hacerlos adultos…), y
especialmente en la forma de los ojos. Recuerdo con exactitud lo que me gustaba
hacer los ojos de Wataru Yoshizumi, aunque no los hacía tan detallados. Una vez
fui a una tienda de estas dónde venden muchos mangas y cómics además de
merchandising en Valencia (la tienda por dentro tenía el suelo todo de madera,
era chulísima) y recuerdo que ví allí una especie de “artbook” con arte de la
autora, secretos y curiosidades de ella, y hasta me compré Cuartet Game (del
que disfruté más Another Day y eso que era un episodio corto único). Me
encantaba, pero por desgracia acabó en la basura… (una manía tonta de mi padre
¬.¬).
Mi obra favorita de esta mangaka precisamente fue “Mint Na
Bokura”, o aquí conocido como “Somos Chicos de Menta”, que vi de casualidad en
el kiosco poco tiempo después de que (creo) terminarse Marmalade Boy. Me
enamoré de la siguiente portada (y no sé por qué):
PERO, la primera vez
que vi este manga fue con esta:
Después de leer el primer tomo me gustó tanto, que pedí como
una posesa a mis padres que pidieran al kiosco los números atrasados, ¡y lo
concedieron! Así que lo seguí hasta el final hasta que mi alma no pudo más. Lo
más gracioso es que estuve esperando durante años un anime de este manga (igual
que un Hamtaro Ham-Ham Heartbreak 2…) hasta que me rendí.
Luego más tarde vi que iban a sacar otro anime de la misma
autora llamado Ultra Maniac, pero creo que aquí no llegó a emitirse… o si, y no
me fijé muy bien, aunque sé que leí algún que otro tomo (no recuerdo si en
formato librito, tomo, me lo prestó alguien, internet en los cibers de aquella
época, etc) y… el dibujo precioso como siempre, pero la historia… ehm… a mi eso
de mezclar magia… no sé, con Another Day tira que te va, pero en este me
pareció mucha fumada y las protagonistas me parecían tontas de remate, así que
lo dejé aparcado.
También salió Random Walk, en ese momento ya en formato
tomo, pero… la protagonista era boba y la historia no la soportaba. Es decir,
se liga a un tío al que primero intenta timar junto a otro con una amiga, y
luego resulta que éste le estaba poniendo los cuernos y aún estaba saliendo con
ella (y ella los sospechaba y no dijo nada), junto a su personalidad de un poco
pava, pues… tampoco me gustó.
En esa época también me hice con un tomo de Love Hina y Gals,
aunque solo pude comprarme uno de cada, más uno de Card Captor Sakura (por
desgracia, todos ya perdidos en el limbo…).
Love Hina es curioso, porque, soy
súper pudorosa (y un poco mojigata, lo reconozco) y sin embargo, a pesar de mi
edad, me encantó el manga: en aquel momento no sabía que era género Ecchi, pero
hoy en día me atrevo a decir que es el mejor ecchi del creado… porque enseña,
se le ven las intenciones, pero al mismo tiempo es inocentón y no enseña ni
insinua más de lo necesario (no como ahora, que todo es una especie de
pseudo-hentai xD e invade casi todos los malditos mangas y animes). Gals es
también un caso curioso de decir “que hago yo leyendo un manga sobre moda”,
para luego enterarte que trataba de policías también y las chicas estaban como
una cabra pero molaban, y el dibujo era muy llamativo.
En el tomo que tenía de Gals, casi al final del tomo había
un capítulo dónde la hermana menor de la protagonista (que precisamente se
llama Sayo, creo recordar) quería ‘resolver el caso’ de una de sus compañeras
de curso, que ya no acudía al colegio, habían rumores raros de ella y no paraba
de “limpiarse” o ducharse con agua para sentirse limpia. ¿Y a santo de qué…?
Pues… sufría abusos por parte del profesor, y como era de esperar, la víctima
siempre se siente culpable (y sé que no viene a cuento, pero la entendía
perfectamente porque yo sufrí dos abusos similares (aunque no de profesores, si
no de adolescentes)… y no quiero entrar en más detalles). Deciden tramar un
plan para pillar la confesión del profesor y así la chica se quita un gran peso
de encima y consigue liberarse de sus ataduras (al final del capítulo aparece
con un cambio de look completo), así que veía en esa historia un “poquito de mi
deseo de justicia” :P
Cuando nos dio por mudarnos a la nueva ciudad, paseando
entre una calle había un kiosco con las puertas abiertas y se veía muy
claramente la estantería con revistas y cómics, y encontré este:
Solamente tú (ese creo que en grande, no sé si es el formato
revista o tomo, pero era así). OMG. Me estaba señalando, me llamaba desde la
estantería y prácticamente obligué a mi madre a entrar conmigo en el kiosco
para que me lo comprara, y me lo compró :P. No me gustó tanto como los
anteriores, pero es que el dibujo me encantaba (y me lo compré entero, y creo
que solo tenía 6 revistillas en total).
Wataru Yoshizumi, forma junto a Ritsuko Kawai y Yoshio Sawai
una gran parte de mi vida como inspiración absoluta para mi propio estilo de
dibujo, y son casi mi inspiración y mis ídolos. Como he dicho en algún otro
sitio, como mi “manga/historia” tiene un valor tan sentimental y significan
tanto para mi, se puede decir que ellos también lo son para mi (en menor
medida, claro).
También podría poner alguna mención de honor, como Gosho Aoyama,
por ese increíble Detective Conan que, aunque el anime a veces me daba miedo (y
lo llegué a ver tanto en catalán como en castellano), no podía parar de verla,
o Yoshito Usui (Shin Chan), y otros animes que en parte me inspiraron y
animaron a seguir mucho más (Dr. Slump, Magical Doremi, One Piece, Sailor Moon,
Ranma ½, Card Captor Sakura, Mirmo… entre otros, aunque he visto otros muchos
más animes a lo largo de esa época, claro).
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